lunes, 21 de abril de 2014

A mi amigo...

Hola!

Espero y estas letras jamás las leas... Mi mejor amigo, aquel que me dice "Princesa" "Hime" "Iza-chan", aquel que un día antes de irme del estado huyendo de todo me entregó una carta, en el camino a la playa la leí y lloré. ¡Que idiota soy!
Por mi orgullo perdí a mi mejor amigo, por mi orgullo ahora no tengo el valor de encarar a esa persona que tanto apoyo me dio, recuerdo que tan herida estaba por lo sucedido en la playa que lo corté tajantemente, lo alejé de mi por mi seguridad, nunca quise que el viera mi forma real, mi dolor, solo me alejé.

Recordar que con él me subía a juegos extremos a pesar de que él les temía, recordar que cené con él en la feria de mi casa, sus consejos sobre la oscuridad, cumplía mis caprichos de pizza, todo y yo que hice? NADA.

Soy una basura de persona, no valoré su amistad, pero sin mí él ahora está mucho mejor, demasiado, solo espero él sea tan feliz como siempre lo deseé.

Solo eso.

Julian, te quiero mucho, mucho... Nunca lo olvides.

Cosas...

No sé en que momento todo comenzó a fallar, no sé en que momento todo se vino abajo.
Lo que empezó como algo por diversión terminó siendo una pesadilla...
Me sofoca el vacío que siento, me sofoca saber que no puedo expresarme como se debe, me siento fatal de no poder gritar a todo el mundo cuantos deseos tengo de morirme, de desaparecer y de olvidarme de todo.
Pero sé que no es así, más de una vez traté en vano de irme y sin embargo, sigo en pie, sigo viva y eso es lo que me desespera, no poder concluir una etapa que yo forzosamente quiero cerrar.

Por que a pesar del tiempo, sigo sin poder sanar mis heridas, lo peor es saber que he olvidado el motivo de mi sentir, solo sé que mi alma pesa, que mi cuerpo pide a gritos un descanso pero mi cerebro es el causante de que no cierre los ojos ni para tomar una siesta... de 8 horas pasé a solo dormir 2 o 3 horas cuando mucho, es frustrante no poder dormir.

Pero más frustrante es ver como la vida se va de tus manos y no haces nada para sujetarte o aferrarte a ella, es imposible porque tu ya no tienes un motivo por el cual salir adelante.

Conoces gente importante, que quieres pero a la vez te haces tan ajena a ellas y terminas hiriéndola porque sabes que no puedes quedarte a su lado por mucho tiempo y eso te hace egoísta por solo pensar en ti mismo.

miércoles, 5 de junio de 2013

Dos años Ricardo, dos años.

Respiré hondo tas despertar en la madrugada, 1:30 a.m para ser exactos, desperté llorando, de nuevo como el año pasado había despertado de haber soñado con aquella llamada que aún me dolía.
Me senté abrazando mi almohada, era al menos un consuelo para mi, en ella ahogaba mis llantos cada noche, cerré los ojos con la esperanza de que el día fuese otro, pero al abrirlos, me topé con la fecha: 5 de  Junio de 2013.
¿Era broma? Una mala jugada del destino ¿Cierto? pero era hora de afrontarlo...
Me levanté, me miré al espejo, realmente me veía demacrada, vieja, acabada, ¿era posible?, abrí la puerta de mi cuarto, bajé las escaleras y justo en el peldaño número ocho, me detuve, me senté y hundí mi rostro en mis manos, no quería que amaneciera, todo ya dolía demasiado como para que el día llegase. Estuve horas ahí hasta ver como el sol se colaba por el gran ventanal, suspiré de nuevo, esperé unas horas más, me levanté y volví a mi cuarto, me cambié y entonces, como cada año, tomé una vela rosa, la encendí y la coloqué en la mesa, saqué de mi cajón una caja metálica, donde tenía guardadas todas mis fotos con él, tomé una, lucía realmente hermoso, di un pequeño beso, inevitable no llorar. ¿Por qué seguía hiriéndome?, dejé la vela junto a la foto en un pequeño rincón, nadie vería nada, fui a clases como si nada hubiese pasado, el exceso de maquillaje al menos ayudó a ocultar mis ojeras, me sentía realmente mal, con ganas de gritar, llorar, devastarme y simplemente me limité a reír, burlarme e ignorar a todos.
Porque aún seguía recordando que un maldito cinco de junio del dos mil once, yo había perdido al hombre que amaba, porque ese mismo día a esa hora me hablaron de España para dar aviso de su muerte, y acto seguido yo me veía obligada como una buena esposa a hacer el tramite para que su cuerpo estuviese en casa, conmigo.
Ese mismo día, el murió, yo morí, dejo de importarme todo, pero por más que traté de morir físicamente simplemente, no podía, algo pasaba que, no moría.
Vagamente recordé que hacia un par de semanas casi lograba mi objetivo, cuando al entrar a esa cueva la corriente golpeo mis pies y el aire caliente me sofocó inmediatamente, entre lágrimas y quejidos avancé por aquella gruta que sabía muy bien, estaba lejos de concluir, no me importaba soltarme de la cuerda y golpearme contra todo, realmente no me importó y lo hice, me solté, el agua entró rápidamente por mi nariz, mi boca, sentí como tragaba agua caliente, sentí como mis piernas golpeaban contra las rocas, era feliz, muy feliz, la corriente siguió arrastrándome, sabía el mapa, ese gran chorro de agua iba a desembocar directamente a una cascada llena de piedras, cerré los ojos, haciendo todo más oscuro y entonces...me dormí.
Creí haber muerto, pero no, había fallado mi plan, desperté una semana después en un hospital, lloré amargamente porque, no había servido de nada.
Y ahora, me encontraba parada frente a aquel jardín inmenso, donde hacia ya tres años, una pareja caminaba feliz tomada de la mano, prometiendo amor, lealtad y comida.
¿Por qué dolía tanto no tenerlo? ¿Acaso Ricardo se sentiría orgulloso de verme sufrir? ¿Acaso no podían simplemente matarme para que yo ya dejará de sufrir?
Porqué así como hoy, hace dos años...dejé de ser feliz, dejé de tener un motivo por el cual vivir, me volví egoísta conmigo misma, y día a día me volvía más sincera, más distante, más cortante...Mas...Isabel.

miércoles, 3 de octubre de 2012

Expresión

Si tan solo pudiera expresarle lo que realmente siento a esa mujer que tiene por sobre-nombre: Mamá, sería realmente feliz.
Aquella mujer que no lleva una buena relación conmigo, que critica mi carácter, mi actitud, que me ve siempre como una persona negativa y sin emoción alguna.
Sin embargo, no conoce mi lado contrario, jamás me ha visto llorar por un hombre, no sabe lo que me hace reír o ser feliz, no sabe cuan cariñosa puedo o pude ser.
No ha tenido curiosidad por saber más sobre mi, por cuestionarme sobre mi vida, estamos tan distantes que cuando menos lo pensé yo ya no estaba en su casa, me encontraba en mi hogar.
Su pequeño "apoyo" fue simplemente abrazarme cuando me sucedió lo peor, acto seguido me regañó y dijo que no era productivo llorar, pues no le devolvería la vida a nadie con solo llorar, al contrario, generaría lastima en la familia y en los vecinos.
La única vez que me vio sonreír plenamente fue cuando gané un concurso, sin embargo se limitó a mirarme, subió el volumen a su televisor y me ignoró, dejándome hablando como loca.
¿Por qué cuando más trato de acercarme a ella, se aleja? Realmente no comprendo, llega un momento en el cual ya no se si realmente me duele o me he acostumbrado.
Solo sé que nuestra relación sigue tan neutra que a veces ya ni se toma la importancia en entrar a mi cuarto para ver si estoy o no...
Yo solo sé que esto no quiero cometer en un futuro, no quisiera ignorar a mis hijos para causarles un daño emocional como él mio...ellos no.
Solo seré feliz por vivir con ella, madre solo una vez se tiene y aunque se comporte así, no quiero perderla.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Simple confesión

Me encontraba apoyada en el barandal, en el cuarto piso, observando como la gente abajo se movía a paso normal, suspiré, miré el cielo, no había nadie a mi lado, simplemente empecé a cerrar los ojos y a recordar todo lo sucedido:
Aquel choque de miradas en el primer día, lo miré, lo ignoré pasados dos segundos y continué cortando cebolla, a las pocas horas estaba limpiando chile ancho, a mi lado aquel compañero que tiempo después me ignoraría en la universidad. Desde ese día todo cambio, hablábamos y comprendí que era igual que yo, mismos gustos, mismas locuras, misma sonrisa un poco psicópata, y después, cuando menos creí, el estaba sujetando mi mano, frente a la catedral, diciendo que mis manos eran suaves y confortables. ¿Cómo pasó?
Sin embargo, cuando me lo decía con aquella melosa voz, no tuve afecto alguno hacia él, simplemente sonreí y entonces, tuve que hacer lo peor: Actuar y fingir que era lindo.
Estaba decidida a poner un alto, a decir que yo no sentía nada, que realmente me hacia reír pero era una risa muy estúpida y cuando tomé el valor, me dí cuenta de que sus labios estaban posados sobre los míos, un reflejo me hizo empujarlo y logré controlarme para no golpearlo y ahogarlo. Sin embargo, sonreí y comencé a hacer uso de un hablar tierno y lleno de sonrisas.
Solo sintiendo nada por él, empezaba a descubrir que era lo que quería y realmente, yo cumpliría mi objetivo, cada día se acercaba a mi, con estúpidos pretextos, con estúpidas bromas, cansada de ello, simplemente lo callé con un beso, un beso más falso que un sentimiento inexistente por él.
-¡Te quiero mucho!-
Aquella palabra proveniente de su boca, dejándome sorprendida, ¿realmente me quería? ¿realmente había caído bajo mis falsas palabras y crueles sonrisas?
Dejé pasar algunos días, y sin más, era demasiado tarde para detenerlo, sus labios contra los míos, mis manos abrazando aquella cintura, pero aún sabiendo que, no sentía nada por él.
-Yo más-logré decir una tarde
-No, yo te amo más-
¿Amar? ¿Disculpa? tardé dos semanas en decir: Yo te quiero más, para que tu digas: Yo te amo más, imbécil tenías que ser.
Aquel día que me dijo: Te amo, pronto se sonrojó y escondió su rostro entre mi cabello.
-No era el momento-
-¿Qué quieres que diga?-sonreí ante tal acción
-Lo siento-
Pasé mis manos por su rostro y besé su frente, sonreí sin que se diera cuenta: Había caído completamente. Aquella sonrisa llena de malicia, que estaba envuelta y bien oculta tras un beso y un abrazo, simplemente no sabía que pensar.
-Debo irme-
-No te vallas-jalé suavemente de su mano
-Lo siento-
Me besó por ultima vez ese día y se fue, lo observé irse, reí, aquella risa juguetona y a la vez tan psicópata, empezaba a salir esa parte cruel mía, y no podía ni quería hacer algo para detenerla.
Al día siguiente, lo ignoré por completo, no hice caso a sus comentarios, no lo miré, simplemente lo ignoré, salí independiente de los demás, caminando hacia casa, logró alcanzarme y abrazarme por detrás.
-Perdóname-dijo en suplica
-¿Qué debo perdonar?-
-El hecho de no ser hombre libre-
-Eso a mi no me importa-
Y era cierto, libre o no, yo no lo quería, sonreí, miró por primera vez mi verdadero ser, miró a través de mis ojos la maldad que podía ocultar.
-¿Qué dolerá más?-dije atrayéndolo hacia mi-¿Un golpe psicológico o uno físico?-lo miré-Dime-
-Golpea mi pecho por favor, pero no me hieras-suplicó
¿Así que...eso quería?
Después de aquello, diario golpeaba su pecho, a tal grado de realmente se quejara, a tal grado de que, su dolor me provocará cierto placer, todo era solucionado con un pequeño beso y un: Cuídate.
Investigué a su chica, dándome cuenta de que, me daba lastima, de que era una necesitada de amor, necesitaba tanto de él que con el simple hecho de decirle que yo salía con el chico que amaba desde hace cinco años, lograría zafarla de sus casillas, lograría un descontrol, lograría tal depresión que no se perdonaría ella misma el haberlo perdido, pero...algo me detuvo, la razón, él...Si él al enterarse de tal acción fuera lo suficientemente listo para darse cuenta de que la que provocó todo había sido yo, me odiaría y se iría antes de la fecha límite, eso realmente no me beneficiaba a mi, no tendría diversión y pasaría más tiempo en casa sin nada que hacer, en cambio con él podía tener un rato de risa, el era mi payaso, aquel que me complacía en mis caprichos sin importarle nada, que lastima que mi amor por él fuera tan falso como mi sonrisa.
El último día, mi indiferencia era más que notoria, por más que traté de sonreír era evidente que, no me importaba si me amaba o no, sin embargo, aquel día, sus "Te amo" parecían tan reales, que sentí una ligera emoción, aquel día me entregó una carta y yo a él también, una carta de la cual tuve que pensar demasiado en las palabras que plasmaría, palabras que se sintieran reales, ese día, lo vi llorar y yo al verlo, simplemente, lo corrí de casa.
Así entré a casa, cerré la puerta, entré a mi habitación, abrí la carta, la leí, quedé en silencio, y un par de lágrimas cayeron sobre el papel, mojándolo y causando que se arrugara, después simplemente doblé la hoja y eché a reír, valla niño estúpido, que había escrito palabras conmovedoras, sin embargo, a mi no me conmovía en lo absoluto, 
No logré decirle la verdad, no logré decirle que mis besos no tenían sentimiento, que mis manos no lograban sentir aquel tacto que él sentía, que mis emociones no habían sido motivadas por nada, que mi indiferencia cada vez aumentaba más, que mi único objetivo era el suyo, que mientras el logró amarme con aquella pasión, yo solo logré probar que tan buena era actuando, logré comprobar que mi falso amor fue creído y que así lo pensará, hasta que lo vuelva a ver y logré darle un golpe final, un golpe que no será físico, un golpe que acabará con él y...conmigo.
Porque siendo tan iguales, a la vez eramos tan contrarios, porque descubrí su debilidad, porque descubrió mi debilidad, cuando llegué el momento de enfrentarnos, ninguno saldrá vivo.

lunes, 23 de julio de 2012

Océano de recuerdos.

Correr...Huir de aquella Fonda, mirar el cielo y notar que gotas de lluvia empiezan a caer para estamparse en el suelo, correr sabiendo aún que el corazón comienza a doler por hacer un esfuerzo mayor, resignarse, suspirar, detenerse en la esquina para dejar pasar los autos, cruzar, mirar a todos con un paraguas, bajar la cabeza, apretar levemente la mochila y caminar para calmar el palpitante corazón que duele y hace que tu oxígeno se corte.
Entrar en aquellos portales para refugiarse, sentir la filipina mojada, suspirar, mirar como el cielo sigue gris, volver a suspirar y decidir entrar a un café, tomar asiento, esperar la carta y contemplar la lluvia.
Decidir que café tomar, mantener la mirada en aquella lluvia que empieza a formar un hueco profundo en el interior, cerrar los ojos y empezar a vagar por aquel océano de los recuerdos, sentir aquella fina lluvia, sentir su mano, sentir su respiración cerca del oído para así recibir aquel beso que fue dado en un jardín, sonreír, abrir los ojos y mirar como la gente busca un refugio para la cruel lluvia que azota contra todo.
Recibir el café, tomar la cuchara y mover constantemente, seguir vagando y sonriendo de vez en cuando...Pronto aquella canción que me destrozó, "En un café" comenzar a recordar aquel doloroso momento de la separación, volver a mirar la lluvia y, sentir como las lágrimas empiezan a rodar por las mejillas, bajar la mirada, cerrar los ojos, sentir como un par de lágrimas caen en la mano derecha, esconder sutilmente el rostro, beber el café, pagar y salir de ese lugar que pronto se torno asfixiante.
Caminar ahora por la lluvia, después de dos largos años de no hacerlo sola, sentir como cada gota se estampa en aquella filipina blanca, mantener el rostro relajado mientras las lágrimas se mezclan con aquel fenómeno natural, comenzar a sentir frío, seguir avanzando, pasar por una tienda y escuchar aquella canción que me hacia sentir tan mal "How deep is your love?" volver a recordar su sonrisa, mantener la misma expresión para que nadie note las lágrimas y el dolor, continuar vagando y recordar cuando aquella llamada recibida en la madrugada causo un descontrol mental, pasar por aquella facultad ahora sin estudiantes, mirar aquel bar y escuchar "And I love her" ¿Acaso era una coincidencia? sentir la filipina mojada, respirar, tocar levemente el pecho y comprobar, sin embargo, no sentir tan siquiera el latido de aquel músculo, llegar a un boulevard donde los recuerdos comienzan a hacerse más profundos, esperar el autobús, detenerlo, subir, ver a la gente, evadir sus miradas, sentarse en el primer asiento, mirar por la ventanilla derecha, limpiarse las lágrimas, sonreír levemente al recordar su rostro suave, mirar aquellas manos, suspirar, cerrar los ojos y sin más...Esperar para llegar a casa.

martes, 5 de junio de 2012

¡Ricardo!


¿Y qué decirte? ¡El tiempo pasa rápido!
¿24 años? ¡Que vida! ¡He pensado en regalarte mi vida! ¡Pero...¿Tendrá sentido?! ¿Cómo lo has de ver? Tal vez regalarte mi vida ahora no tiene sentido, un regalo de vida que no da vida...¿Estaré contigo si lo hago?
Por mi cabeza han pasado cosas que nadie se imagina, lo peor lo he pensado, la desesperación de no estar contigo, el deseo palpitante de querer abrazarte.
Decidí no ir más al aeropuerto, no llegará aquel avión y tu no bajarás de él...
Sin más aún no olvido tu voz, aún me río al recordar cuando te gritaba:
-¡Aléjate estúpido alíen-
Me reía y sin más te abrazaba, aquellos abrazos que me hacían sentir tan cálida, aún cuando colocaste aquel anillo en mi dedo, estando en aquellas posas de agua caliente.
¿Recuerdas la primera vez que me hablaste sobre gastronomía? ¡Valla día! Admito que tenía miedo, bueno, como no temerte, gran autoridad que mostrabas, ¡Que envidia!.
Día a día me dí cuenta de que realmente esto sería para siempre, hasta la fecha digo que estoy a tu lado, que no necesito de alguien más porque tu no te has ido.
Me toman de a loca por defender los únicos recuerdos que hice contigo, me quieren hacer olvidar todo este gran amor que tengo por ti.
Despertar en la noches y ver apenas el resplandor de la luna, suspirar, ver aquella estrella y preguntar:
-¿Será el?-
Dormirme con aquella esperanza de sentir tu cuerpo a mi lado, despertar envuelta en tus brazos, saber que no hay tal acción me desmoraliza hasta el suelo.
¿Seguir cumpliendo aquella promesa que hicimos? ¿Para que ir a Japón si ya no estás? ¿Para que regresar a ese país al cual ya no estarás? Nada tiene sentido.
Y es por eso que pienso en regalar mi vida, pero algo me impide hacerlo...
Tu Recuerdo...
¡Feliz cumpleaños Ricardo! ¡Te amo, no tengas duda de eso!